Nos
quedaban dos días en Paris que disfrutamos al máximo, haciendo
fotos en cualquier rincón, riéndonos, amándonos, comprando
recuerdos y haciendo planes de futuro, de nuestro futuro juntos.
Decidimos
que cuando llegásemos le daríamos la nueva noticia a nuestras
familias y tanto Pablo como yo decidimos casarnos antes de diciembre
que era cuando salía de cuentas.
Nos
queríamos casar o a finales de octubre o principios de noviembre, y
habíamos pensado casarnos en una playa, teníamos todo medio
planeado y así, entre planes de boda, nos encontramos de vuelta a Málaga.
Yo
llamé a mis padres y les conté la noticia por teléfono ya que
ellos estaban en Madrid, no se la esperaban para nada pero aun así
se alegraron mucho, sabían que era feliz y aquello bastaba para que
ellos estuviesen contentos.
Cuando
se lo contamos a los padres y hermanos de Pablo la felicidad fue
increíble, todos se alegraron muchísimo y nos dieron la enhorabuena, aunque nos decían que sabían que pasaría antes o después porque
se veía a leguas que estábamos echos el uno para le otro.
Escuchar
todas esas cosas me llenaban de alegría, sabía que Pablo era el
hombre perfecto para mi y no lo dejaría marchar.
Mis
padres habían propuesto una idea que me apreció maravillosa, y fue
que como ellos tenían una parcela bastante grande en Cádiz, para
que se conociesen las dos familias, nos propusieron ir a pasar un fin
de semana todos juntos a la parcela, y asi ambas familias se
conocerían antes de la boda.
Otra
de las personas que avisamos al poco de llegar fue a Mery, nuestra
pequeñaja, la cual, se alegró enormemente y ofreció su ayuda para
lo que necesitásemos, sin dudarlo un segundo.
Era
la persona mas feliz del mundo, sabía que habíamos tenido nuestras
discusiones y que la distancia alguna que otra vez nos había jugado
malas pasadas, pero ¿qué pareja no discute nunca? Lo importante era
que nos queríamos y no tenia ninguna duda de que eso era así,
confiaba plenamente en Pablo y en apenas un año le había dado un
giro de 360º a mi vida, sabía que no era demasiado tiempo,
normalmente las parejas estaban de novios varios años y luego
decidían casarse, pero nosotros no nos considerábamos una pareja
corriente y en menos de un año nos conocíamos mucho mas de lo que
creíamos.
Era
24 de septiembre por la noche y yo no podía dormir, ya que pese a la
fecha hacia mucho calor.
El
día siguiente era 25, mi cumpleaños, y en casa no habíamos hablado
nada respecto al tema, ¿se acordaría Pablo de mi cumpleaños? No
estaba segura pero tampoco es que me importase demasiado, con solo
pasar el día a su lado me conformaba.
Nos
despertamos a la vez y Pablo no me felicitó, bueno seguramente no se
acordaría.
Ese
día por la mañana había quedado con Mery, para buscar un vestido
blanco, que me pegase para casarme en la playa, pero que no fuese el
típico vestido de novia, entre otras cosas porque con mi enorme
tripa no me valdría ninguno.
Mery
si se acordó de mi cumpleaños y me regaló un álbum lleno de fotos
nuestras, con Pablo, solo mías, con amigos, en fin, fotos increíbles
tras las cuales había momentos que no querría olvidar, había fotos
incluso que no sabían ni que existían.
También
me regaló unos tacones blancos, preciosos de cuña.
-Son
por si te los quieres poner el día de la boda.
-Son
preciosos cariño, pero no se si los aguantaré
-La
chica de la tienda me dijo que son muy cómodos y que no se te
cansan los pies, pero como tu veas.
-Pues
entonces no se hable más me los pondré. Muchas gracias amor.
-Bah,
no se merecen
Estuvimos
toda la mañana mirando tiendas y finalmente encontré el vestido
perfecto: era de un blanco roto, hasta las rodilla, de gasa, ajustado
en el pecho con palabra de honor y luego suelto hasta las rodillas.
Me
gustaba como me quedaba además por la forma del vestido no marcaba
demasiado y no parecía que tenía tanta tripa de embarazada, me lo
probé con los tacones y la verdad es que quedaban genial.
Llegué
a casa y Pablo no estaba, me vino genial para guardar el vestido y
los tacones sin que los viese.
Cuando
ya los había guardado decidí tumbarme un rato en el sofá ya que no
habíamos parado en toda la mañana. Me puse a leer y sin darme
cuenta acabé en mis pensamientos, y fue entonces cuando me di cuenta
de que la casa de Pablo tan solo tenía una habitación y que cuando
llegase la pequeña Mia no entraríamos todos allí, estaba sumida en
mis pensamientos cuando Pablo entró, yo me di cuenta porque me
saludo.
-Ola
amor
-Ola
cielo, ¿que tal?
-Muy
bien estuve haciendo unas cosas con Lolo y ¿tu con Mery?
-Muy
bien ajajaja de tiendas hemos estado.
-Que
peligro teneís ajajaj ¿habeís comprado mucho?
-Que
va ajajaj miramos mucho pero no compramos casi nada.
-Jajaj
¿tienes hambre cielo?
-Un
poquito si jajaja
-Pues
venga, pero hoy comemos fuera, que me apetece salir ¿te parece
bien?
-Vale
cielo, voy a por el bolso y nos vamos
Me encantaa espero ya al siguiente jajaja teeq muxioooi
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