Llegamos
a casa y yo me fui a la ducha y Pablo se sentó en el sofá, con la
mirada perdida.
La
ducha me sentó muy bien, pero se me calló el alma a los pies cuando
salí y le ví llorando en el sofá, inmediatamente fui y le abracé.
-Tranquilo
amor
-Le
quería mucho
-Ya
lo se cielo, y seguro que él también lo sabía pero son cosas que
pasan y nosotros no podemos hacer nada cariño.
-Ya
lo sé, pero duele.
-Claro
que duele amor, pero todo se supera. Mira yo no sé si te lo he
contado alguna vez, pero yo tuve un primo que se murió con tres
añitos sin que los médicos supiesen lo que tenía, cuando me lo
dijeron estuve todo un día llorando, aunque era muy pequeña, pero
todavía recuerdo como me miraba y me sonreía.
Estuve
muchas noches llorando pero lo superé gracias al cariño de las
personas que quería y tu harás igual.
-Gracias
amor
-No
se merecen, venga anda date una ducha que te vendrá bien.
Yo
fui preparando la cena ya que el entierro había sido por la tarde .
Cuando
Pablo salió de la ducha cenamos y vimos un rato la tele antes de
irnos a dormir, los dos estábamos cansados, habían sido dos días
muy intensos.
Los
siguiente cuatro días trancurrieron deprisa, paseamos por Málaga
enamorados, quedamos con Mery e Iván y este le dió algunas clases
de surf a Pablo. Él poco a poco recuperó su alegría habitual y
aunque la muerte de su abuelo estaba muy reciente, volvía a sonreir.
-Cariño
– me llamo desde la terraza
-Dime
cielo
-Hoy
vamos a salir a cenar ¿vale?
-Me
parece muy bien, me voy a arreglar.
-Vale
Me
dí una ducha rápida, ya que estaba siendo un día caluroso y asi me
refrescaría un poco, me puse unos pantalones por la rodilla, una
camisa y unas sandalias, Pablo se puso unas bermudas con una
camiseta de manga corta y las deportivas.
No
tenía ni idea de a donde quería que fuésemos a cenar así que me
deje guiar.
Entonces
llegamos a nuestra calita, ya la llamábamos nuestra porque íbamos
muy a menudo y habíamos compartido muchas cosas en ella.
-Pablo
¿vamos a cenar aquí?
-Si
ajajaja
-Estas
loco jajaaj
-Si,
loco por ti
Cuando
estábamos en la arena comprobé que había preparado un picnik,
tenía una mantita y comida de todo tipo sobre ella.
Me
lo comía a besos, era tan atento y detallista, me volvía loca.
Cenamos
tranquilamente, sin la interrupción de nadie y con el sonido de las
olas de música, mirándonos tan enamorados como la primera vez o
incluso mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario