Al
día siguiente habíamos quedado con Mery e Iván ya que este estaba
con las clases de surf para Pablo.
Le
conté a Mery que nos volvíamos a ir a Paris dentro de dos días y
ella se alegró mucho, sabía al igual que Pablo que adoraba esa
ciudad, y como siempre, se alegraba cada vez que me veía feliz.
Mery
se quedaría en Málaga ya que no tenía pensado irse a ningún sitio
de vacaciones, y me hizo prometerla que volvería a Málaga unos días
antes de volver a Madrid.
No
se lo negué, pero sería lo que había dicho ella solo unos días ya
que estábamos en septiembre y quería estar en Madrid por si se me
adelantaba el embarazo.
Los
dos días se me hicieron un poco largos, ya que hacía muchísimo
calor y no me apetecía moverme demasiado.
El
día del viaje llegó, y nosotros llegamos con tiempo al aeropuerto y
nos tocó esperar una media hora a nuestro avión, era una situación
parecida a la que vivimos hace unos meses y no pude evitar sonreir.
-Me
encanta cuando sonries
-Jajaja
y a mí cuando lo haces tu
-Que
tonta eres jajaja
-fijate
es prácticamente la misma situación de hace unos meses.
-Si,
es cierto ajajaj
Entonces
la megafonía interrumpió nuestra conversación, estaban dando aviso
para los pasajeros rumbo París.
Los
asientos que había reservado Pablo eran al lado de la ventana, me
encantaba, estaba atento a todo, cada detalle, él sabía que me
gustaba viajar al lado de la ventana y estaba segura de que no había
sido una casualidad que nuestros asientos fuesen esos.
Me
quedé dormida durante el viaje y Pablo me tuvo que despertar al
llegar.
Aunque
había estado la otra vez en París, mi sensación era como si nunca
hubiese estado allí, como si pisásemos aquellas calles parisinas
por primera vez.
Fuimos
a un hotel cercano al de la otra vez, pero de cinco estrellas en vez
de cuatro, y fuimos hacia nuestra habitación; cuando entré comprobé
que era enorme, y a decir verdad era como la habitación de mis
sueños, era preciosa.
-Pablo
es increíble, pero esto debe de ser carísimo.
-Ese
es igual amor, con tal de verte feliz pago lo que haga falta. Además
cuando vi esta habitación por internet supe que teníamos que venir
aquí.
-De
verdad era increíble, no sé como te las apañas pero haces que
todo sea perfecto.
-Jajaja,
ójala.
-Te
lo digo en serio
-Anda,
eso eres tú, que me ves con buenos ojos.
-Si
seguro
Deshicimos
las maletas y ese día nos quedamos en el hotel, el cual tenía
piscina y fuimos un rato a refrescarnos, había poca gente y pudimos
disfrutar de la tranquilidad.
Sobre
las 8:00 subimos a cambiarnos y bajamos a cenar al hotel.
Cogimos
una mesa cerca del ventanal que daba a la torre Eifiel, estábamos
cenando tranquilamente cuando una chica alta, guapa con uno vestido y
unos taconazos se acercó a nosotros.
-¡Pablo!
-¡Mónica!
¿Mónica?
¿había dicho Mónica? ¿la misma Mónica por la que me había
dejado plantada cuando estaba embarazada? No podría ser y Pablo ¿por
qué tenía esa gran sonrisa? ¿qué estaba ocurriendo?
-¿Qué
tal estás?
-Pues
muy bien, ah Cris cariño esta es Mónica
-Encantada
– intenté sacar mi mejor sonrisa.
-Vaya
por fin conozco a la famosa Cristina que ha robado el corazón de mi
Pablo - ¿mi Pablo? ¿pero esta tía de que va? Dios mio, se había
sentado en la mesa, no podía ser - ¿no os importa que os acompañe?
-Claro
que no ¿verdad amor?
-No
claro - ¡Pues claro que me importaba! No quería seguir viéndola la
cara por Dios, menuda noche me esperaba.
Ahora
me tocaría aguantar a la petarda esta toda la noche.
Ambos
parecía que se lo estaban pasando genial, recordando viejos tiempos,
y contándose batallitas, así que terminé mi cena y les dije.
-¿Me
disculpais? Necesito que me de el aire.
Salí
a la terraza sin esperar ninguna respuesta por parte de ninguno de
los dos. La terraza estaba en la otra punta del restaurante y así no
tendría que escuchar a ninguno de los dos, no pensaba aguantar ni un
minuto mas en la compañía de esa tal Mónica.
La
verdad es que probablemente mi comportamiento no era el mas acertado,
era una novia celosa, pero es que sencillamente no podía aguantarla
mas, era superior a mi.
Perdí
la noción del tiempo mirando París desde aquella terraza, de
repente miré el reloj y me di cuenta de que llevaba allí al rededor
de cuarenta y cinco minutos.
-Cariño
¿te encuentras bien?
-Perfectamente
– me salió un tono un poco irónico - ¿por qué lo dices?
-Porque
has salido hace como tres cuartos de hora y no has vuelto a entrar.
-Pablo
esa Mónica ¿es la misma Mónica por la que me dejastes hace unos
meses?
-...Si...
-De
acuerdo, pues la dices que no me encontraba bien y que me he subido
a la habitación a descansar
-Pero
¿por qué te subes?
-Porque
no la aguanto Pablo, no quiero seguir escuchando sus historias ni su
horrible risa, no me da buena espina no me preguntes por qué porque
no lo sé pero yo no me quedo.
Sube
cuando quieras
-Cariño
no te pongas así solo somos dos viejos amigos.
-He
dicho que me voy pero tu quedate todo el tiempo que quieras.
Me
fui, dejándole con la palabra en la boca,no estaba dispuesta a
seguir allí, con ellos dos, en una conversación en la que yo no
pintaba nada.
alaaa que fuerte jajaja
ResponderEliminarme has dejado. un besoo
diooos ya estoy esperando el siguiente como nos has dejado jajaja teeq mucho amoor eres la mejoor
ResponderEliminarojuuu cris q huevos jajaj!!!
ResponderEliminarbsss