La
mañana había pasado volando, claro que dicen que en buena compañía
el tiempo vuela, y cuanta razón tenía ese dicho.
Nos
secamos enseguida ya que el sol empezaba a estar en su punto de mayor
auge, Pablo dejo a Mery e Iván en su casa y nosotros fuimos a
cambiarnos.
-¿Qué
te parece Iván amor? Parece que habeis congeniado en seguida.
-Si
jajaja, es una gran tipo, es muy gracioso, me ha dicho que aver si
un día de estos quedamos para que me de las clases de surf jaajaj.
-Pues
cuando tu quieras cielo, quedas con él. Jajajaj pero yo quiero
estar, así me reiré de tus caidas.
-Que
graciosa ¿no?
-Si
jajajaja, es que ¿tu sabes lo que me puedo llegar a reir?
-Si
si jaja ya me lo pagarás no te preocupes.
-Ya
ya sisis jajajajaj
Llegamos
a casa, nos duchamos y nos vestimos, Pablo se puso unos pantalones
cortos y una camiseta blanca y yo opté por un vestido blanco, ya que
con mi tripita y el calor que hacía pensé que sería lo mas cómodo
y fresquito.
Cuando
estuvimos listos llamé a Mery para ver si ellos estaban preparados,
como me dijo que sí fuimos a recogerlos.
Iván
propuso el restaurante que tenían pensado él y Mery para ir y
fuimos hacia allí.
Ni
Pablo, ni Mery ni yo habíamos estado nunca en aquel sitio y la
verdad es que estaba genial. Estaba situado en lo alto y la mesa
donde nos sentamos estaba en la terraza, la cual tenía vistas al
mar, era muy tranquila y acogedora y cenar allí de noche tenía que
ser un lujo y muy romántico.
La
comida fue muy tranquila, hablamos de todo y nos echamos unas cuantas
risas, me gustaba el ambiente que creamos, los cuatro estábamos
felices y me sentía muy a gusto, de vez en cuando veía como Mery e
Iván se lanzaban miradas cómplices y ahí fue cuando caí que esta
mañana cuando habíamos llegado estaban los dos solos y que tal vez
ellos querían estar solos y nosotros nos habíamos entrometido, así
que me acerqué a Pablo y se lo dije al oido y cuando terminamos de
comer nos despedimos de ellos y nos fuimos hacia casa, cuando íbamos
en el coche Pablo me dijo:
-Amor
-¿Si?
-Ya
que tenemos la tarde libre ¿te importa que vayamos a ver a mi
familia?
-Claro
que no jajaja, por mi genial
-¿De
verdad? Si no quieres nos quedamos aquí que no pasa nada.
-Claro
que no me importa, venga tonto .
Entonces
cambiamos la dirección hacia la casa de los padres de Pablo,
casualmente estaban todos, sus padres, su hermano, su hermana su
cuñado y su sobrinita.
Todos
se alegraron mucho cuando nos vieron y nos regañaron por no avisar
de que iríamos a verles.
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