miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo 40: visita familiar


La mañana había pasado volando, claro que dicen que en buena compañía el tiempo vuela, y cuanta razón tenía ese dicho.
Nos secamos enseguida ya que el sol empezaba a estar en su punto de mayor auge, Pablo dejo a Mery e Iván en su casa y nosotros fuimos a cambiarnos.
-¿Qué te parece Iván amor? Parece que habeis congeniado en seguida.
-Si jajaja, es una gran tipo, es muy gracioso, me ha dicho que aver si un día de estos quedamos para que me de las clases de surf jaajaj.
-Pues cuando tu quieras cielo, quedas con él. Jajajaj pero yo quiero estar, así me reiré de tus caidas.
-Que graciosa ¿no?
-Si jajajaja, es que ¿tu sabes lo que me puedo llegar a reir?
-Si si jaja ya me lo pagarás no te preocupes.
-Ya ya sisis jajajajaj
Llegamos a casa, nos duchamos y nos vestimos, Pablo se puso unos pantalones cortos y una camiseta blanca y yo opté por un vestido blanco, ya que con mi tripita y el calor que hacía pensé que sería lo mas cómodo y fresquito.
Cuando estuvimos listos llamé a Mery para ver si ellos estaban preparados, como me dijo que sí fuimos a recogerlos.
Iván propuso el restaurante que tenían pensado él y Mery para ir y fuimos hacia allí.
Ni Pablo, ni Mery ni yo habíamos estado nunca en aquel sitio y la verdad es que estaba genial. Estaba situado en lo alto y la mesa donde nos sentamos estaba en la terraza, la cual tenía vistas al mar, era muy tranquila y acogedora y cenar allí de noche tenía que ser un lujo y muy romántico.
La comida fue muy tranquila, hablamos de todo y nos echamos unas cuantas risas, me gustaba el ambiente que creamos, los cuatro estábamos felices y me sentía muy a gusto, de vez en cuando veía como Mery e Iván se lanzaban miradas cómplices y ahí fue cuando caí que esta mañana cuando habíamos llegado estaban los dos solos y que tal vez ellos querían estar solos y nosotros nos habíamos entrometido, así que me acerqué a Pablo y se lo dije al oido y cuando terminamos de comer nos despedimos de ellos y nos fuimos hacia casa, cuando íbamos en el coche Pablo me dijo:
-Amor
-¿Si?
-Ya que tenemos la tarde libre ¿te importa que vayamos a ver a mi familia?
-Claro que no jajaja, por mi genial
-¿De verdad? Si no quieres nos quedamos aquí que no pasa nada.
-Claro que no me importa, venga tonto .
Entonces cambiamos la dirección hacia la casa de los padres de Pablo, casualmente estaban todos, sus padres, su hermano, su hermana su cuñado y su sobrinita.
Todos se alegraron mucho cuando nos vieron y nos regañaron por no avisar de que iríamos a verles.

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