El
día siguiente llegó y los padres de Mery me acercaron al aeropuerto
en coche, costó mucho despedirme de Mery, pero tenía que hacerlo.
Durante
el vuelo no podía dejar de pensar en todo lo ocurrido en aquellas
dos semanas, si borraba ese último día, todo había sido perfecto.
Por
fin llegué a Madrid, allí tenía mi pequeño apartamento de
estudiante, cuando llegué encendí el móvil y me llegaron miles de
mensajes de Pablo, no quería ni podía leer ninguno, pero tenía un
mensaje de Mery diciendo que la llamase en cuanto llegase, y así lo
hice.
-Ola
amor
-Ola
-¿Qué
tal el viaje?
-Bien,
aunque se me ha echo muy largo
-Buenoo,
nena cuando he llegado a casa Pablo estaba en la puerta, y la verdad
es que estaba destrozado.
-Me
da igual
-Me
ha preguntado por tí y cuando le he dicho que ya te habías ido,
unas lágrimas han recorrido su cara.
Luego
me ha contado todo y la verdad nena es que has malinterpretado las
cosas.
-Nena
en serio no estoy preparada para oir nada, yo te lo agradezco pero
es que no puedo.
-Vale
cuando quieras escucharlo llámame, te quiero
-Y
yo a ti
Parecía
que todo estaba en mi contra, no quería escuchar nada, me había
hecho tanto daño, le había y le seguía queriendo como nunca había
querido a nadie y ahora me sentía así, si no me quería me lo podía
haber dicho.
Me
hice unos huevos revueltos para comer, porque no tenía demasiada
hambre pero debía comer, por la tarde me puse a deshacer las maletas
y luego puse TVE y decidí ver la película que estuviesen echando,
pronto me arrepentí porque era “lo contrario al amor” la primera
película que vi junto a Pablo. Había tantas cosas que me recordaban
a él, ¿tan difícil iba a aser olvidarle?
Finalmente
el sueño pudo conmigo y me quedé dormida en el sofá.
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