Cuando
volví a abrir los ojos estaba en la habitación y vi a Pablo con la
niña en brazos, meciéndola lentamente y hablándola bajito, era una
imagen muy bonita y vi que tenía el móvil al lado, así que lo cogí
y les hice una foto y me la puse de fondo.
No
quería interrumpir ese momento y por ello no dije nada.
Tras
un rato, Pablo se dió cuenta de que estaba despierta y se acercó
con Mia hacia la cama
-Ola
corazón – me dió un suave beso en la frente y le dijo a la niña
– mira esta es tu mama hija.
Entonces
la cogí, estaba con un gorrito y un trajecito rosa rodeada por una
toquilla, estaba despierta y tenía los ojos de su padre, era
preciosa, me imagino que sería orgullo de madre, no podía dejar de
mirarla, y cuando levanté la cabeza vi a Pablo haciendo una foto.
-Jajaja,
antes os he echo yo una jajajaj, luego le tenemos que pedir a la
enfermera que nos haga una a los tres.
-Claro
que si ¿qué tal estás cariño?
-Bien,
he descansado y ahora me encuentro bien pero ¿esta pequeñaja
tendrá que comer no?
-Si
si antes vinieron las enfermeras y me dijeron que vendrían sobre
las ocho así que – miró el reloj – deben de estar al llegar.
Y
no se equivocó, al cabo de uno o dos minutos apareció una enfermera
y me estuvo ayudando, ya que como era primeriza te ofrecían ayuda,
me enseñaron como era la postura mas adecuada para darla de comer,
como colocarla para expulsar los gases y después vendría para
ayudarme a bañarla, Pablo estuvo atento en todo momento, menudo
padrazo iba a ser, estaba segura.
Yo
estuve tres días en el hospital y me dieron el alta, sin embargo Mia
se debía de quedar una semana debido a que había sido prematura.
Mientras
estuve en el hospital mucha gente vino a conocer a Mia y la trajeron
algún que otro regalo.
Aunque
me dieron el alta antes que a Mia, Pablo y yo estábamos todo el día
en el hospital con ella, hasta que por fín la dieron el alta y pudo
venir con nosotros a su hogar.
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